Para Tiago Segades Porta, príncipe de los elfos, señor de los olivos, heredero de ausencias.

Acerca de la siesta.

Nace desde el sigilo.
Se abre como los frutos del granado ofreciendo puñados de rubíes
mientras labran sus soles los surcos del agobio en las pieles salvajes.
Y el perfil de los duendes o los ángeles desfigura cortezas entre olivos, endrinos y naranjos.
Los duendes de la siesta, antiguos fundadores de los huertos,
custodios de levísimas moradas, secretos y conjuros.
Sucede cuando afuera de los muros sobrevuela el silencio.
Cuando nada conmueve el alma de los fresnos, las tímidas acacias o el plumaje insolente de los jacarandáes.
A la hora en que el misterio desborda los pretiles del asombro.
A la hora en que estallan las cigarras.
A la hora de los druidas.
Ocurre, algunas veces, cuando llueve y el agua se desliza mansamente entre las nervaduras y capullos.
Y los pájaros quedan en suspenso.
Tal como si acecharan presagios o racimos.
Ocurre, algunas veces, cuando llueve y es una maravilla percibir los contornos a través de la bruma.
Y los elfos, las hadas, se abandonan sobre los alfeizares de las rosas a platicar acerca de cuestiones que guardan relación con sus oficios.
Y las gotas de lluvia cuelgan de sus cabellos, como esferas de nácar, como fragmentos de cristal tallado.
Y cantan las magnolias sus fragancias oscuras.
Sin embargo parece que no hay nadie.
En otras ocasiones acontece en medio de la furia,
en tanto se encabritan los cardos, las ortigas, piafando sobre hierbas que ya no resucitan.
Es cuando los señores de la magia se refugian en altas hornacinas, en torno a los altares,
hasta que el mundo calla y es posible regresar al follaje a defender alondras, colibríes, pimpollos de palomas,
a evitar que el olvido cubra de telarañas los caminos, a cuidar los plantíos de alhelíes, adelfas y geranios, a destejer guirnaldas de rocío sobre las azaleas.
Mientras el sol excava en la piel de los miedos, las ausencias, los llantos, las distancias,
se abre como los frutos del granado,
ofrece su textura de rubíes.
Nace desde el sigilo.

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Música

Esta obertura ha sido creada especialmente para el libro por el músico Raúl Segades, padre de Tiago. Historias para Tiago ( obertura) by Raúl Segades

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