Para Tiago Segades Porta, príncipe de los elfos, señor de los olivos, heredero de ausencias.

Acerca del misterio.

En mitad de la sombra algún descuido breve de cerrojos entreabre los portales.
Ocurre casi siempre en la ribera oeste de los túmulos donde nacen los robles,
a la hora en que la noche se prepara para parir milagros
y andan las hilanderas devanando el ovillo de la ausencia.
Es entonces cuando alza la distancia un sonido desnudo de violines, arpas, panderos, címbalos,
coros nunca escuchados excepto en el comienzo de todas las edades.
Es entonces cuando antiguas memorias advierten que no es bueno aventurar miradas,
tenderse en ese suelo que nutre las raíces de endrinos y serbales
o desandar el número de círculos que conjuran la entrada a los reinos prohibidos.
Ocurre casi siempre en la ribera oeste de los túmulos
donde nacen las setas cuyo color es rojo como la misma sangre ofrendada en el ara
y cuya carne blanda sirve como alimento al dios de los delirios.
Cuando lentas manadas de unicornios quebrantan los perfiles de la luna y es tiempo de cosecha.
Cuando corros de esferas ambarinas reflejan la agonía del insomnio
y hay voces en el viento que subyugan las almas, que las sumen en locos torbellinos de penas,
anhelos perentorios por lo que nunca ha sido y jamás podrá ser recuperado.
Cuando la luz astilla en los saúcos su plena maravilla y el polen todavía fecunda los estambres.
Ocurre casi siempre en la ribera oeste de los túmulos donde nacen los días del espino.
Quien escucha en la fronda puede oír el susurro de las plantas desnudas danzando entre la hierba
mientras rompen los gallos la piel de la distancia.
Quien atisba en el aire junto a ásperos ramajes
puede observar esbozos de almenares, estandartes al viento, altas arquitecturas sobre piedras austeras capturando la edad de los solsticios.
Quien mora en territorios inocentes puede ser invitado a cruzar las fronteras
a la hora en que la noche se prepara para parir milagros y andan las hilanderas devanando el ovillo de la ausencia.
Cuando lentas manadas de unicornios quebrantan los perfiles de la luna
y es tiempo de cosecha.

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Música

Esta obertura ha sido creada especialmente para el libro por el músico Raúl Segades, padre de Tiago. Historias para Tiago ( obertura) by Raúl Segades

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